Estamos siendo testigos de cómo España suspende en casi todas las asignaturas. Estamos a la cola de Europa en cuanto a los niveles académicos, al nivel de empleo, en sanidad, en derechos sexuales y reproductivos, en beneficios o prestaciones sociales y en definitiva, vivimos un retroceso social y económico que más bien parece que estemos en la España de los años ochenta.
En educación sexual también estamos suspendidos. Esta materia, en sí misma, brilla por su ausencia. Se enmarca dentro de asignaturas como Ciencias de la Salud o Educación para la Ciudadanía, en algunas de las comunidades. Con la entrada en vigor de la LOMCE, el concepto sexualidad y educación serán más bien ciencia ficción.
Los centros educativos tienen sus propias normas a la hora de impartir materias relacionadas con la sexualidad. Algunos, las integran más y otros menos o incluso nada. Lo que está claro es que la mayoría de ellos empiezan a tocar el tema ya en secundaría y en primaría, si lo hacen, lo hacen de un modo muy puntual.
Además, los temas que se tratan dentro de cualquier materia que hable de sexualidad se basan en primera instancia en la biología y reproducción y posteriormente, en prevención y enfermedad. Nada que ver con salud, placer, comunicación, relación o hedonismo.
Pocos temarios se encargan de enseñar a los chicos y chicas todo aquello que realmente les va a servir para vivir en sociedad y en pareja, en el momento en el que sean mayores. Todo lo relacionado a las emociones, los afectos y la gestión de los mismos, no se les enseña. Cada uno aprenderá por sus propia experiencia, tanto si es para bien, como si es para mal, ya que no hay nadie que se encargue de enseñarles aspectos tan básicos para la vida cotidiana como son la inteligencia emocional, la gestión de los sentimientos, el desarrollo de la autoestima, la asertividad, la empatía o el respeto por las diferencias.
Los niños y adolescentes españoles saben de todo, pero no tienen conocimiento de nada. Es decir, ellos y ellas viven en un mundo en el cual todo es accesible y no hay escondites para la información. Eso les hace pensar que son dueños y señores de todo el conocimiento y que nadie les puede enseñar nada más. Los padres y madres de estos chavales, también piensan que esto es así. No han de explicarles nada, no han de charlar con ellos de nada, puesto que ya tiene demasiada información sobre el tema. Por supuesto, nada más lejos de la realidad.
La información que obtienen es sesgada y no coincide con la realidad. Mitos y estereotipos se van reproduciendo conforme van siendo mayores, cosa que no hace más que mermar la capacidad de elegir y de ser libres en sus relaciones personales y/o sexuales. Las fuentes a las que acuden, como son por ejemplo, la pornografía e internet, representan un modelo de sexualidad irreal que los adolescentes entienden como la norma. También, situaciones de desigualdad entre hombres y mujeres, así como situaciones de abuso o maltrato hacia la mujer están tan a la orden del día, que ellos entienden como un criterio que se puede seguir y reproducir.
Por otro lado, la familia, en algunas ocasiones también delega en el colegio todo lo relacionado con la educación sexual de sus hijos o hijas y hoy en día hablar de sexualidad sigue siendo un tabú. Por suerte no ocurre en todas las familias.
Sería fundamental que la Educación Sexual se diera, además de en la familia, en las etapas más tempranas de la escuela y posteriormente a todos los demás ciclos, como una materia transversal, ya que es un aprendizaje básico para toda la vida. Una persona profesional en la materia de Educación Sexual tendría que ser la responsable de llevarlo a cabo y de esta manera no seguir transmitiendo juicios y valores no adecuados.
De este modo, se tendría la oportunidad de enseñarles a ser personas fuertes emocionalmente, seguras y válidas.
La sexualidad no es un reducto de los genitales, si no que abarca un campo amplio de valores y respeto hacia los demás y hacia uno mismo. El objetivo sería enseñar a los niños a ser adultos, con capacidad de mantener relaciones personales, de pareja y/o sexuales sanas, seguras y placenteras.
Es una vergüenza lo que está pasando en España. La verdad es que en todos los sentidos.
Gracias sersexual.com por recordar que la educación sexual es muy importante.
Gracias a ti, Rosa. La educación sexual no es solo importante, es fundamental para el desarrollo social, emocional y afectivo de hombres y mujeres. Prevención segura de machismo, desigualdades e intolerancias.