
Históricamente se ha considerado que todas las conductas sexuales que no estuvieran encaminadas a la reproducción (y dentro del matrimonio), eran consideradas con los términos de desviadas, raras o patológicas.
La homosexualidad, hasta hace bien poco, era considerada como una conducta patológica, una de las razones era porque no iba encaminada a la reproducción. Así como la masturbación, cuyo único objetivo es el placer en sí mismo, también era considerada como una desviación o una parafilia.