Vamos hacer un ejercicio. ¿ Cuál es tu ideal de pareja?.

Dibuja un círculo que te represente a ti. Dibuja otro círculo que represente a tu pareja. ¿Cómo los has situado?. Separados, muy separados, juntos, muy juntos…

Examina los cÍrculos y comprueba qué parte tienen en común y qué parte no tienen en común.

Una  pareja “ideal” tiene que tener parte de vida en común, pero una parte, también muy importante de vida individual. Para muchas parejas eso es algo extraño. Conciben la pareja como una unidad muy bien definida, en los que ambos, pueden tener fuera del espacio común el trabajo y poco más. Existen parejas que piensan que si pasan mucho o algún tiempo separados dentro de lo que es tu tiempo de ocio, están engañando de alguna manera a la pareja. Piensan que si tiene otras preferencias por encima de lo que es la pareja, en momentos puntuales, ya no se quiere de la misma manera.

Este tipo de parareja es la llamada Media Naranja. Todos hemos deseado tener una pareja que fuera nuestra medianaranja, los mio es suyo y lo suyo es mio. No hay espacio intermedio que nos pueda separar. Una pareja medianaranja es aquella en la que ninguno de los dos tiene reafirmada su individualidad, ya que siempre forma parte de un un todo.

Esta pareja puede ir bien, sí…hasta que uno de ellos se cansa o se rebela y quiere disponer de algo más de vida personal, quizá unos amigos, un hobbie, alguna cosa que cubra aquella parte que la otra media naranja no puede cubir, porque es imposible.

Cambiar este concepto no es fácil, ya que a todos  nos han enseñado por medio de cuento, historias, películas y nuestra educación diaria y continua, que el amor es así: una medianaranja para cada uno, y no pidas más, con eso ya basta.

 Este tipo de pareja no cumple con los tres principios fundamentales que tiene que cumplir una pareja desde el punto de vista de la terapia de pareja.

–          No cumple el principio de deslinde, el cual dice que dos personas satisfacen su necesidad de seguridad afectiva sin sacrificar su identidad personal. La individualidad está sacrificada a causa de la afectividad de la pareja. Esto acaba por pasar factura.

–          No cumplen el principio de flexibilidad de roles, el cual dice que los roles pueden ir intercambiándose entre los miembros de la pareja. En este caso, eso no ocurre. Los roles son normalmente rígidos.

–          No cumplen el principio de igualdad de valor, en el que los miembros de una pareja se consideran como iguales, independientemente del origen social, nivel de estudios, trabajos, etc. Este principio lo tienen desajustado.

Así que,  a la hora de vivir en pareja, y no en un cuento de hadas, es mejor  nos dejemos un área para cada uno de nosotros, que realmente nos apetezca hacer solos, o con otros diferentes a la pareja, sin perjuicio de que la relación se vaya a ir desestabilizando. Nunca será así, ya que la persona que se encuentra bien dentro de su área personal, transmitirá esa misma buena sensación al plano de la pareja y al final será como un flujo que se va retroalimentando.

Es importante saber que la pareja ideal no existe, pero que cada uno puede ir construyendo la suya a su manera con muestras de amor y con libertad.

 

Leave a Reply