Me gustaría hablar en esta ocasión de los asistentes sexuales. Es un concepto relativamente nuevo en España, que poco a poco va tomando protagonismo dentro de nuestra sociedad y sobre todo gracias a las redes sociales y a plataformas que impulsan esta nueva realidad.
¿Qué significa ser un asistente sexual?
El o la asistente sexual es aquella persona que guía, ayuda, orienta a otra persona, que debido a su discapacidad física o psicológica, tenga dificultad o imposibilidad para estimularse o para tener contactos eróticos con otras personas.
Algunxs pueden pensar que el ser asistente sexual es muy parecido a ser prostitutx, pero con otro nombre más elegante.
La asistencia sexual no es prostitución. Entonces, ¿qué diferencia hay?
Los asistentes sexuales enseñan a las personas con diversidad funcional a desarrollar una erótica nueva, a reencontrarse con las sensaciones propias de su cuerpo, a sentir placer desde múltiples perspectivas y en definitiva recogen una sexualidad amplia, no solo centrada en los genitales ni en el coito, para que la persona que acude, aprenda y comprenda que a pesar de su discapacidad, puede tener una sexualidad rica y satisfactoria como el resto de personas.
Esta labor está desarrollada por personas sensibilizadas en el tema y con conocimientos específicos de discapacidad, así como el conocimiento de técnicas, mecanismos y herramientas para llevar a cabo su labor.
La asistencia sexual en otros países tales como Suiza, Dinamarca, Suecia, Holanda o Alemania es considerada como un servicio de salud, ya que aporta a las personas con discapacidad, unos recursos imprescindibles para conseguir una vida sexual plena. Y se entiende la sexualidad como fuente propia de salud.
De entre los objetivos fundamentales de la prostitución no se incluyen ninguno de los de la asistencia sexual. La prostitución, normalmente esconde un mundo, donde en ocasiones nos encontramos con marginalidad, drogas, proxenetismo, mafias y trata de blancas.
Aquí en España el tema de la asistencia sexual todavía sigue siendo controvertido. Es demasiado nuevo y la mentalidad de la mayoría de la gente sigue siendo que las personas con diversidad funcional no tienen por qué tener sexualidad. Simplemente es algo que no existe.
Existen entidades en España, tales como la asociación Sexualidad y Discapacidad, Malegria Sexología y también Sersexual.com, por ejemplo, trabajamos para que la sexualidad en personas con discapacidad, tanto física, psíquica como sensorial sea un hecho. Nos hacemos eco de la necesidad y el derecho de las personas con discapacidad a tener una vida sexual plena, de acuerdo con sus potencialidades y sus deseos y sin cortapisas por parte de la sociedad. La sexualidad es un derecho y un hecho.
La sexualidad es patrimonio de todos y no solo de unos pocos, aquéllos que cumplen con los cánones preestablecidos.
La plataforma Sex Asistent es la pionera en España, que cumple entre otros, el objetivo de formar a personas interesadas y sensibilizadas en el tema de la discapacidad para poder ser asistentes sexuales y a la par, poder legalizar esta figura en España. Además, Sex Asistent está avalada por un equipo de psicólogxs, sexólogxs, terapeutas y personas con discapacidad que trabajan para poder dar forma a esta figura, sacarla del oscurantismo y otorgarle un papel social con una función en mejora de la salud.
Estaría muy bien crear esta figura y hacerlo de manera legal, sería una alternativa más para aquellas personas que teniendo una discapacidad, quieran aprender a desarrollar una sexualidad mejor, pero además de eso, se ha de trabajar en conseguir que la sexualidad de las personas con diversidad funcional sea un hecho y no un tabú. No todas las personas con discapacidad necesitan asistencia sexual, ni mucho menos, pero si es cierto que todas pueden necesitar de educación sexual, así como sus familias y sus educadores. El trabajo a hacer es amplio.
Asimismo, la pesadez de los procesos en este país y el retroceso en todas y cada una de las ventajas sociales que habíamos ido adquiriendo, sobre todo en aquellas que tienen que ver con el derecho a decidir libremente, pensamos que hará que la lentitud para sacar a flote esta figura, desgraciadamente, se multiplique.