El coito no es el final

¿Cuántos y cuántas piensan todavía que una relación sexual acaba siempre en coito?

La mayoría de la población piensa que una relación, que ellos llaman “completa”,  ha de acabar siempre en un coito. Si eso no es así, se puede pensar que la relación no ha sido más que un acercamiento amoroso, un escarceo, algo sin más importancia.

El pensar de esta manera hace que hagamos muy rígido algo que puede ser muy flexible.

 La sexualidad es algo que va cocinando y que tiene varios ingredientes. No siempre hacemos una plato con los mismos ingredientes, un día le echaremos una cosa otro día otra y así no nos cansamos de comer siempre lo mismo. Uno de los ingredientes  en las relaciones sexuales es el coito, que puede estar o no, pero  puede haber más ingredientes, como las caricias por todo el cuerpo, los juegos, los besos, las palabras, los mimos, los juguetes sexuales…que pueden estar o no, también.

El problema viene cuando la pareja piensa que el coito es el único ingrediente que hay que echar a las relaciones sexuales. Cuando se convierte en la única meta a alcanzar, puede pasar factura.

Para muchas personas, mujeres normalmente, el coito es prescindible, pero claro,  como en su cabeza está  impreso que siempre tiene que acabar en él y no le dicen a su pareja que existen otras alternativas que también pueden ser muy excitantes para ella. Ella al final no se lo dice y dice otro tipo de excusa como no me apetece, me duele la cabeza, etc.  y al final, resulta que no tienen  relaciones.

Puede que el hombre, que no ha comprendido nada,  desee tener una relación sexual en otro momento, y esta sí acabará en coito, justo como ella, no quería. El problema:  la falta de comunicación hace que alguno de los dos siempre pierda.

Tenemos que aprender que las relaciones sexuales tienen muchos ingredientes y que en la combinación de ellos estará el éxito. Es importante que la pareja hable sobre lo que le gusta y si a uno le gusta una cosa en especial y al otro le gusta otra, es importante que se vayan turnando en los diferentes juegos, para que así la sensación de haber jugado y de haberse divertido sea siempre igual para los dos.

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