Pues ya ha pasado la Navidad y todos los padres, madres, tíos y tías, abuelos y abuelas se han devanado los sesos por encontrar los mejores regalos para los más pequeños de la casa. ¿Y cómo sabemos qué juguete es el mejor y más adecuado?, ¿muñecas para ellas y coches para ellos? Creo que eso ya lo tenemos superado. Existen en el mercado numerosos juguetes que no hacen diferencia por sexo, pero casi siempre caemos en que la muñeca tiene que ser para ella y el coche para él.

Pero ¿es verdad que los niños y niñas tengan esas preferencias de tipo sexista o simplemente, somos los mayores los que les inculcamos qué camino deben de tomar?

La publicidad no se queda atrás en la diferenciación por sexos y aunque pretenden enmendar algo, todavía encontramos anuncios que van dirigidos exclusivamente a niños o a niñas. La diferenciación tiene que ser muy clara.

Cuando son más pequeños, tienen de 1 a 5 años, la diferencia es menor. Niños piden por reyes una plancha, porque la ven en su casa o una escoba y un cubo. Y las niñas, a lo mejor se ponen a jugar con coches, bomberos o astronautas. No tienen problema para seleccionar un juguete dentro de sus prioridades, ya que todo, en un principio es un activo importante para el juego.

Cuando son más mayores, 6 o 7 años esta diferencia es radical: los niños juegan con cosas de niños y las niñas con cosas de niñas.

Ya van al colegio y el proceso de socialización es muy grande. Ya están inmersos en una sociedad que diferencia los roles masculinos y femeninos y así seguirán.

¿Qué podemos hacer los padres? No podemos meter a nuestros hijos en una urna o prohibirles que vean la televisión, para evitar que vean publicidad, por ejemplo. Eso lo único que generaría que nuestros hijos e hijas no se relacionaran con los demás y que no comprendieran la realidad en la que viven. Serían unos niños y niñas desconectados del mundo.

Por eso la labor de los padres y madres es fundamental. Si entendemos que la diferenciación por sexos es un hecho también entenderemos la riqueza del mismo, pero también entenderemos que tiene bastantes inconvenientes y desventajas.

Nuestra labor como padres y madres será educar en una cultura que no diferencie los roles masculinos y femeninos, por ejemplo en las tareas de casa y saber que todos los ”mayores” hacen de todo, aunque a veces a algunos se les da mejor una cosa que a otros y por eso la repiten.

Enseñarles que todo el mundo puede tener gustos, que los gustos pueden ser amplios y que se pueden tener todos los gustos que se quieran independientemente de que si es un gusto socialmente entendido para niña como uno para niño.

Los padres y madres tenemos que tratar de educar en igualdad, fomentando la cooperación y la tolerancia y en el desarrollo de valores integrales tanto para uno como para otra. El juguete que escojamos será un vehículo para la transmisión de esos valores y nosotros como educadores podremos conducirlo al camino de la igualdad de valor para los dos sexos.

También les explicaremos que el rosa es solo un color. Puede haber casos, como el de esta niña, que no entiendan por qué todo lo que es para niñas tiene que ser irremediablemente rosa.

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