Una persona diagnosticada recientemente como seropositiva, pasa por un proceso complejo de aceptación de su nueva condición y de lucha interna con la incertidumbre de no saber qué es lo que le va a suceder en el futuro. Todo eso sumado a la sensación de soledad afectiva a la hora de querer formar una pareja o simplemente, al querer relacionarse eróticamente con otras personas.
Muchos son los sentimientos encontrados y las dudas que asaltan en cuanto a la sexualidad futura. Si se podrá disfrutar o, si serán capaces de ser amadxs por alguien, aun conociendo la realidad de los hechos.
Es necesaria mucha educación sexual que ayude a asumir una sexualidad diferente a la que estaban acostumbrados, pero posiblemente satisfactoria y gratificante como todas las sexualidades. Después del periodo de duelo, la persona puede elegir el camino más recto hacia su felicidad, aprendiendo y conociendo múltiples maneras de relacionarse, reforzando, además la autoestima y aceptando la nueva situación con respeto, tolerancia y dignidad.
Por lo tanto, nos encontramos con dos procesos necesarios de aprendizaje vital: la aceptación de uno mismo/a y la aceptación de una erótica diferente, que no menor, a la antes expresada.
Las prácticas seguras son todas aquellas en las que se evitan infecciones o reinfecciones, protegidas mediante barreras, tipo condon o bandas de látex, no renunciando, por lo tanto a la erótica, si no añadiendo nuevos recursos, útiles y necesarios para desarrollar las prácticas.
La persona también puede acogerse a su derecho de no volver a tener experiencias eróticas, cosa que no será muy efectiva en el desarrollo de su vida personal, sobre todo, si esta decisión la toma desde el desconocimiento, el aislamiento o el rencor.
Dentro de las relaciones afectivas, el punto clave al que se enfrenta una persona que tiene VIH es el hecho de cómo comunicar a una potencial pareja que se tiene el virus y cómo hacer que la otra persona no salga corriendo. Mucha gente, por lo tanto, elige parejas también seropositivas, para ahorrar el trago de comunicarlo o simplemente porque coinciden y se enamoran. No todas las parejas han de tener VIH, ni mucho menos. Una pareja que no tenga VIH es perfectamente capaz de asumir y aceptar una erótica verdadera con una persona con VIH, añadir prácticas seguras y ser felices, siendo pareja, si es lo que desean.
Es importante transmitir que además de los problemas psicológicos de aceptación de la enfermedad, existen problemas asociados propiamente al desarrollo de la sexualidad, muchas de las veces, relacionados con la ingesta de medicación. Estos problemas pueden ser la falta de lubricación, problemas eyaculatorios o disfunción eréctil. Estas dificultades, que también se dan en población sin VIH, pueden ser tratadas dentro de la consulta de sexología, atendiendo a cada de las demandas y ayudando a recuperar la erótica satisfactoria: aceptando, asumiendo, aprendiendo y creciendo con la nueva realidad.
En definitiva, sexualidades hay tantas como realidades. Todas valen y todas sirven, ninguna mejor ni peor. Solo hay que disfrutar.
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