MADUREZ SEXUAL

Cuando éramos pequeños, era común pensar que nuestros padres no tenían relaciones sexuales. A lo sumo, habían tenido tantas relaciones sexuales como hijos y a lo mejor, alguna que otra de regalo. Pero poco más.

En el caso de nuestros abuelos, sabíamos a ciencia cierta, que sexualidad y vejez eran incompatibles.

Nuestra educación sexual, mínima o nula nos hacía pensar que la sexualidad o mejor dicho, la penetración, solo formaba parte de ciertas personas. Aquellas con unos cánones de belleza y juventud ajustados a la media y siempre dirigidas a la reproducción. Por supuesto, dentro del matrimonio.

Cuando crecemos, nos damos cuenta de que nos sentimos sexuales, de que nuestro cuerpo pide y siente, a pesar de que no formemos parte de estos cánones preestablecidos o independientemente de que queramos reproducirnos.

A la sexualidad en la madurez  o tercera edad le sigue pasando esto. Se suele pensar que es una sexualidad de personas mayores, con cuerpos gastados. En principio no tienen por qué sentir, solo padecer y el placer no les pertenece. Además, la sexualidad de las personas mayores,  no va encaminada a la reproducción, por lo tanto es una sexualidad yerma e innecesaria.

El concepto de SEXUALIDAD debe dar un giro radical,  en nuestros días, porque la verdad, es que está muy sesgado y acotado por parámetros arcaicos.

Todas las personas somos sexuales, desde el comienzo de nuestros días hasta el día en el que morimos. Es imposible no serlo.

De tal manera, la sexualidad es algo que pasa por todas las etapas de la vida y que va cambiando, al igual que va cambiando otras cosas, como nuestras creencias, pensamientos, valores, actitudes y por supuesto, nuestros cuerpos.

La sexualidad en la edad madura, es cierto que no va encaminada a la reproducción. Pues claro que no, al igual que la mayoría de las sexualidades. No se necesita querer reproducirse para tener una relación sexual. Es más, no se necesita penetración (imprescindible para la reproducción) para tener una relación sexual o encuentro erótico.

La sexualidad, por suerte, cumple otra serie de funciones que no son solo la reproducción. Fomentar las relaciones, la comunicación, la vinculación necesarias para vivir en el mundo en el que vivimos y proporcionarnos un bienestar, placer y por lo tanto una mejor salud, son otras funciones que cumple la sexualidad, mucho más importantes, por repetidas en el tiempo que la reproducción.

Por lo tanto, la sexualidad en la edad madura, no es más que el paso evolucionado y necesario para alcanzar el bienestar y una buena relación consigo mismo y/o con la pareja. No es necesario que esta sexualidad sea idéntica a la que se tenía en los años anteriores. Puede haber variado. Pero eso es indiferente.

Pueden haberse producidos cambios fisiológicos propios, como fase de excitación más lenta, orgasmos más cortos, disminución de estrógenos y testosterona, etc., pero no son condición necesaria, para que la sexualidad desaparezca, todo lo contrario, se amplía al dejar de ser un reducto del coito y el orgasmo.

Una sexualidad vivida plenamente en etapas anteriores se convertirá en una sexualidad ideal en la edad madura, ya que estas personas han aprendido, se han conocido, se han aceptado, han vivenciado su propia sexualidad y saben, realmente, los beneficios que obtienen.

Si quieres conseguir una sexualidad plena en la edad madura, consíguela ahora.

consulta@sersexual.com

 

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