
Por qué intentamos obligar incesantemente a los niños y niñas a hacer cosas que no quieren hacer?
Porque necesitamos educarles, necesitamos que aprendan, necesitamos que sean personas que aprendan a vivir como seres sociales.
Pero, en algunas ocasiones, confundimos “educar” con “obligar a”, porque hay una delgada línea que separa la buena educación con el derecho a la propia expresión, y por alguna razón desconocida, se presupone que lxs niñxs no tienen este derecho.