
Vivimos en una sociedad occidental cultivada, civilizada y sabia, sobre todo si nos comparamos con otras existentes en el mundo. O por lo menos eso es lo que nosotrxs mismxs nos creemos. Lucimos una superioridad, que sinceramente, pocas veces brilla.
Nos echamos las manos a la cabeza cuando oímos hablar de tradiciones culturales que hay que abolir, sin importarnos, lo más mínimo que esas tradiciones no han sido producto del azar, sino de siglos de cultura y que existen otras culturas tan legítimas como la nuestra.
El cuerpo, es un producto social y no sólo físico, ya que transmite muchos significados, sin podernos librar de ellos. Además, no tienen el mismo significado el cuerpo de un hombre o el de una mujer. Siendo este último, el blanco fácil de cualquier modificación física para el placer masculino.