LA VIRGINIDAD ES UNA TROLA

Desde hace unas semanas el concepto VIRGINIDAD resuena por todas partes: en mis consultas, en lecturas o incluso en la televisión. Seres extraños se recomponen lo que entienden por virginidad y clínicas avaras de liquidez que se inventan las mil y una para hacerlo posible.

Todo esto, no hace más que reforzar el concepto de incultura sexual que tiene la juventud hoy en día. En la era de las tecnologías, la información y la comunicación, los mitos relacionados con la sexualidad, brillan con luz propia.

Parece ser, que tanta información, no hace más que apabullar a las chicas y los chicos, que al fin y al cabo, no saben, en muchas de las ocasiones cómo gestionarla. Un click no lo es todo.

Las chicas actuales no saben muy bien qué es la virginidad, pero en cambio, algunas de ellas sí que saben que es algo importante y que deben de tener en cuenta y preservar. No saben muy bien si es algo físico, algo mental o algo social. No saben muy bien dónde se encuentra concretamente o si por el contrario, no existe la evidencia cierta. ¿Dónde tengo la virginidad? Me han llegado a consultar.

La virginidad no es más que un constructo social y cultural creado para el control de la mujer y su experiencia en la amatoria. Un concepto máximamente femenino, ya que son ellas las que tienen que salvaguardar su entrepierna, ya que a ellos, no se les aplica la misma ley.

Un concepto que para hacerlo más real, se le ha asociado una serie de síntomas físicos, para dejar constancia de que la virginidad, además de conservarla, hay que demostrarla ante los hombres. La mujer y su libertad expuesta para el momento más adecuado.

Ni que decir tiene, que ese término perpetúa unas relaciones íntimas solo basadas en la penetración vaginal, obviando cualquier otro tipo de práctica erótica, ya que se la considera como un algo menor, sin valor y sin importancia. ¿Y si se realiza cualquier otra práctica erótica se sigue siendo virgen?

La virginidad, por lo tanto no existe.  No es nada, simplemente limita los encuentros eróticos a una sola práctica, fomenta el riesgo y aniquila la imaginación.

La virginidad no es un tesoro, no es un pastel, no es una perla preciosa que se guarda hasta que  llega el hombre correcto para poder arrancarla.

La virginidad en una trola.

 

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