LA SEXUALIDAD NO PROPIEDAD DE UNOS POCOS

Las personas con diversidad funcional al igual que el resto de personas son sexuales y pueden vivir su sexualidad de una marera rica y placentera. Quizá tengan cierta dificultad para moverse, para expresarse o comunicarse, pero no tienen dificultad para vivir y experimentar sensaciones placenteras.

El problema lo presentan las personas sin diversidad funcional, cuando entienden que las personas con alguna discapacidad física o intelectual no tienen el mismo derecho que el resto a tener una vida sexual.

Mantuve una conversación hace tiempo con una persona, la cual me dijo: “¿no entiendo en qué trabajas?, ¿qué tienen que ver las personas con discapacidad con la sexualidad?”

Desde entonces, sé, que la mayor parte de la gente no asocia la discapacidad y sexualidad. Entienden que la sexualidad y la discapacidad, unidas, son algo insólito, en ocasiones aberrante o simplemente, es algo que no se da, porque no está bajo los parámetros de sexualidad que todos entendemos.

Estos parámetros están muy arraigados en la cultura cristiano-católica en la cual entendemos que la sexualidad se reduce al matrimonio, la reproducción, a una edad concreta de fertilidad, a unos cánones de belleza establecidos y a una pareja, por supuesto, heterosexual. Hay parámetros que van cambiando, pero la raíz es la misma. Todo lo que no se ajuste a estos parámetros, la sociedad, o gran parte de ella lo rechaza por sistema.

La sexualidad en las personas con diversidad funcional forma parte de ese gran tabú social que se esconde y que se ciega para que esa gran parte de la personas no se eche las manos a la cabeza por la incomprensión del tema.

Por suerte, la sexología es una disciplina amplia que abarca a todo tipo de personas, de cualquier condición y que no deja de lado a nadie por ser diferente a la mayoría.

Desde el modelo del Hecho Sexual Humano se defiende que todas las personas somos sexuales, desde el momento en el que nacemos hasta el momento en el que morimos y por tanto, todxs tenemos el derecho de tener una vida sexual rica, placentera, sana y que se adapte a nuestra manera de vivir y de entender la vida. Nadie, independientemente de condición, debe de quedar fuera de vivir su sexualidad.

 

Las personas con discapacidad física, sensorial o psíquica tienen que tener la opción de vivir su sexualidad de manera independiente y enriquecedora, y los profesionales, familias y educadores, ofrecer los apoyos necesarios para que así la alcancen.

La sexualidad no es solo de unos pocos, aquellos que cumplen todos los cánones preestablecidos.

La sexualidad es de todas las personas que quieran sentir, emocionarse y vincularse con el resto.

 

2 Comments

  • Sara dice:

    Me gusta tu enfoque cuando hablas de las personas con discapacidad. La gente olvida que son personas.

    • Gema dice:

      No me gustaría pensar que la gente olvida que son personas, lo que si que olvidan con más facilidad es que tienen necesidades de afecto, cariño y amor y por lo tanto sexuales, como el resto. Hemos de visibilizar esta realidad. Cualquiera de nosotros podemos tener una discapacidad algún día.
      gracias

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