LA SEXUALIDAD DESPUÉS DEL CÁNCER

Cuando a una persona se le detecta un cáncer, su universo personal se derrumba, por la indisoluble asociación mental de que esa enfermedad causa pérdida de salud y posterior muerte. El cáncer dispara en todxs nosotrxs un chip de información que se acerca siempre a la tragedia y  la imposibilidad de salir triunfante.

Por suerte no siempre es así, pero esa duda queda en nuestro cerebro y hace que nos encontremos en una encrucijada durante todo el tiempo que dure el tratamiento e incluso más allá de él.

El cáncer es una gran guerra en la que, una vez has vencido, te queda la lucha en batallas para conseguir aquello que se ha perdido durante el tiempo de enfermedad.

Todo lo que pasó a un segundo plano, vuelve a tomar importancia y la persona intenta recuperar todas aquellas áreas personales que ha dejado descuidadas. Antes no tenían importancia. Era más importante luchar y vivir. Una vez se consigue, el puzzle de piezas desordenadas tiene que comenzar a construirse si se quiere recuperar de nuevo la vida.

La sexualidad es una de las áreas que vuelve a tomar preponderancia: “ahora que ya no me voy a morir, me gustaría recuperar mi sexualidad y volver a ser la persona que era antes”.

Una persona que ha pasado un cáncer puede sentir que ya no vuelve a ser la misma. Puede sufrir episodios de depresión, ansiedad e incomprensión consigo misma. Las áreas que se ven afectadas son la autoestima y la confianza, y éstas, afectan de manera directa sobre las diferentes etapas de la respuesta sexual.

Algunas personas pueden manifestar falta de deseo, dificultades para excitarse y problemas para conseguir un orgasmo, una vez vencido el cáncer.

En consulta podemos hacer que la recuperación del área sexual sea más fácil: poco a poco y duradera en el tiempo.

Es importante hacer un buen diagnóstico para determinar qué factores hacen que actualmente, una vez superado el cáncer, todavía se den dificultades en la esfera de la sexualidad.

Las causas psicológicas pueden ser variadas, desde el miedo a no poder recuperar todo aquello que antes se tenía, la imposibilidad de aceptarse, la resistencia, la vergüenza, la culpa, etc.

Las causas orgánicas son fundamentales, ya que pueden ser la causa directa de la disfunción, una vez superada la enfermedad.

También, es determinante la recopilación de información sobre la vida sexual anterior a que se produjera el cáncer, ya que tendrá mucha similitud con lo que se esté produciendo en el presente. Si la persona ha mostrado en algún momento de su vida algún problema relacionado con su sexualidad, después de la enfermedad, puede que esto se agrave o se repita. También puede suceder que no se hubieran presentado problemas y que a raíz de la enfermedad, se presenten.

La actitud frente a su propia sexualidad es fundamental para el mantenimiento o remisión del problema.

La terapia va encaminada a recuperar una sexualidad plena y llena de satisfacción integrando la enfermedad y las secuelas que ella haya dejado. Muchas veces, la terapia conduce al aprendizaje de técnicas amatorias no centradas en el coito y a integrar la sexualidad como parte de un todo.

La pareja, si se tiene, también forma parte de la terapia, porque son dos los que han de aprender una nueva sexualidad después de la enfermedad.

Se trabajará sobre aspectos tales como la autoestima, la imagen corporal, la asertividad, el erotismo, las habilidades de comunicación en la pareja y en definitiva la consolidación de la salud sexual.

Después de la enfermedad se recuperan muchas cosas. Por desgracia, algunas pueden perderse definitivamente, pero en la medida de lo posible, la terapia se centrará en todo lo que todavía queda y en facilitar una serie de herramientas nuevas para el desarrollo de una sexualidad satisfactoria para la persona.

 

Si quieres recuperar tu sexualidad o mejorarla:

consulta@sersexual.com

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