IGUALDAD MANOSEADA

Estamos en el 2014, en una sociedad realmente modernizada y socialmente libre, donde cada persona puede elegir el camino que prefiera y con la independencia que le otorgue su propia mente.

Y en esa misma sociedad en la que nos encontramos, moderna y libre, las mujeres mueren a manos de sus parejas. Así de claro.

¿Qué sucede? Que las mujeres, no todas, por supuesto, no tienen esa libertad, no tienen el derecho de elegir lo mejor para sus vidas o es su educación las que les hace conformarse con muy poco, ya que ellas se sienten también, muy poco.

Mujeres asustadas, empequeñecidas, sin libertad porque sus parejas no les permiten ser ellas mismas. Ya ni ellas saben quién son. Mujeres que cansadas de luchar de dejan caer o por el contrario mujeres que pelean, pero que son abatidas por la fuerza de unos músculos.

La educación sexual que se recibe, es más bien nula y sentimiento de inferioridad que van asumiendo algunas de ellas, se fragua en la infancia.  No se trabaja sobre los conceptos básicos para vivir en armonía y en unión con una misma. No se trabaja sobre la autoestima, el derecho, la libertad y la igualdad y aunque lo decimos mucho, no sabemos muy bien cuál es el significado.

En la escuela, nos encontramos con que  los chicos y las chicas representan patrones de conducta violentos cada vez en más número. El respeto es algo que en muchas ocasiones no han interiorizado y la tolerancia, menos.

Es por esta razón por la que la sociedad cada vez cae más en picado, sobre todo a lo referente a ese concepto tan manoseado que es la IGUALDAD.

Por supuesto que hay que manosearlo, tocarlo, sentirlo, pero no por ello le debemos quitar el significado. La igualdad es un concepto el cual equipara a todas las personas, de cualquier condición, raza o sexo. Es un concepto abstracto donde todas las personas tenemos los mismos derechos y deberes y sobre todo un lugar en el que caben, por supuesto, la tolerancia y el respeto.

Algunas mujeres, igual de manoseadas que el concepto de igualdad, se dejan manipular, se permiten estar abajo y sobre todo, consideran que no tienen el derecho de subir más arriba, por su condición sexual.

La maternidad, que ofrece un poder sin igual a las mujeres, se convierte en ocasiones en su propio yugo, dotándola de menos opciones que al resto de los hombres.

Parece arcaico, pero la lucha continua. No todo está ganado cuando vemos en los periódicos que alguna ha muerto fruto de la incomprensión, el machismo, el odio y el rencor.

¿Dónde está el inicio de todo?, ¿Cómo podemos romper este círculo vicioso? Cómo convencemos a los hombres, hechos y derechos, de que no deben pensar que la mujer es inferior, cuando llevan toda la vida pensándolo.  ¿Les convencemos de que la fuerza no es buena solución, cuando llevamos toda la vida alentándoles de sus dotes de potencia?

La respuesta de todo se encuentra en la educación sexual desde la infancia. Una educación de los sexos donde se aprenda a respetar y a comprender otras realidades diferentes a la propia y donde la IGUALDAD sea de verdad un término real, tangible y manoseado.

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